Esta semana oramos por el
El valle de Baca
En su camino a Jerusalén, los peregrinos pasaban por el valle de Baca cuando iban a entrar en la Ciudad Santa por la puerta occidental del templo del Señor. Baca era un valle seco y sin agua. Dios les prometió convertirlo en un oasis cubierto de estanques de agua de lluvia y bendecirlo con manantiales y abundancia de vegetación y árboles.
Para la Iglesia, el mundo del islam se parece a un valle de arena y rocas sin agua, sin frutos y quemado por el sol. Pero esta semana oramos por un cambio: que el Espíritu Santo de Dios envíe lluvia celestial sobre las llanuras polvorientas del islam y convierta este valle desolado en una tierra de gran cosecha, repleta de almas preciosas que adornan la corona de Cristo.
Oración
Señor Dios, nuestro Padre celestial, Tú viste la miseria de los hijos de Israel en Egipto. Oíste su clamor y bajaste para liberarlos y ponerlos en libertad (Éxodo 3:7-8). Hoy te suplicamos por los hijos del islam. Están en la miseria, lejos de Cristo.
Sin embargo, Tú los amas y te preocupas por ellos. Te interesa su bienestar. Libéralos, Dios todopoderoso, de la trampa que les ha tendido el enemigo. Que Cristo sea su Señor y Salvador, su roca, su fortaleza y refugio.
Así como guiaste a los hijos de Israel en el desierto con una columna de nube durante el día, y por la noche con una columna de fuego para iluminar el camino que recorrían, te ruego que guíes a los hijos de Ismael por la luz de la cruz del Calvario y los conduzcas sanos y salvos al trono de Dios para cantar aleluyas y alabanzas al nombre de Jesús.
Oh Espíritu Santo del Dios vivo, trae esta semana a muchos musulmanes al reino de Cristo. Convierte su dolor y sus lamentos en alegría y baile (Salmos 30:11), convierte sus tinieblas en luz, y su oscuridad en mediodía (Isaías 58:10).
En el precioso nombre de nuestro Señor y Salvador. Amén.
Promesa
Cuando pasa por el valle de las Lágrimas lo convierte en región de manantiales; también las lluvias tempranas cubren de bendiciones el valle. (Salmos 84:6, NVI).