Esta semana oramos por el rechazo de los musulmanes a
La cruz
Hoy recordamos la crucifixión de Jesús, el único medio por el que tenemos vida eterna. El islam rechaza la muerte de Jesús en la cruz. El Corán afirma que nunca fue crucificado, que nunca murió y que, en cambio, Dios se lo llevó vivo al cielo. Los musulmanes razonan que Dios no dejaría que Jesús, el buen profeta, muriera de forma tan ignominiosa en una cruz por los pecados que otros cometieron.
Los musulmanes no ven la gravedad de la naturaleza pecadora de los humanos, por lo que rechazan la necesidad de redención. Para ellos la cruz es una locura (1 Corintios 1:18-25).
Oración
Dios todopoderoso, nuestro amoroso Padre celestial, te reconocemos como nuestro eterno Redentor. Venimos humildemente, asombrados por tu amor y por el sacrificio de Jesús en el Calvario. ¡Qué vergüenza y dolor soportó para salvarnos del pecado y de la perdición! El Cordero de Dios murió para darnos la vida. Gracias.
Mis amigos musulmanes no entienden que la muerte de Cristo en la cruz fue tu regalo supremo a los humanos pecadores. Ayúdales a darse cuenta de que son pecadores que necesitan redención. Muéstrales el poder de la cruz que nos salva del pecado, transforma nuestras vidas de la oscuridad a la luz y nos rescata del reino de Satanás para hacernos parte del reino de Dios.
Convéncelos de su grave pecado de rechazar la cruz. Que crean en tu Palabra y acepten el Evangelio. Ruego por los musulmanes para que sepan que Jesús murió para redimirlos de sus pecados y resucitó para justificarlos. Quita el velo de sus mentes, abre sus ojos. Cautiva sus corazones con tu amor.
Ayuda a los musulmanes a comprender que el día en que Jesús murió en la cruz no fue un día sombrío y depresivo. Fue un día de victoria sobre el pecado, Satanás y la muerte. Fue un día de celebración y alegría.
Toda la alabanza y la gloria para ti, Cristo crucificado y resucitado, el Primero y el Último, el Viviente que murió y que está vivo por los siglos de los siglos. Amén.
Promesa
El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden; en cambio, para los que se salvan, es decir, para nosotros, este mensaje es el poder de Dios. (1 Corintios 1:18, NVI).