Esta semana alabamos a
Dios, nuestro defensor
Moisés se casó con una mujer africana. Su familia no estaba contenta, posiblemente por el racismo. Hablaron contra él. Pero Dios bajó a defenderlo (lee la historia en Números 12).
Cuando te encuentres en situaciones en las que la gente hable y conspire contra ti, confía en Dios porque Él es tu defensor. Ya sea que te ridiculicen y maltraten por ser un seguidor de Cristo, por tu origen étnico o por cualquier otra cosa, tu Padre en el cielo ve y escucha.
Dios es capaz de darte la sabiduría, la paciencia y la resistencia para esperar que Él te defienda.
Oración
Gran Dios, Padre eterno, creador de todos los hombres y mujeres, vengo a ti como pecador salvado por la gracia. Gracias. Me acerco a tu santa presencia en el nombre de mi Señor Jesucristo.
Las personas que me infligen dolor no son mis enemigos. Mi verdadero enemigo es Satanás. Haz que sus planes fracasen. Reclamo la victoria sobre él por el poder de la sangre de Jesús, que es mi abogado en el cielo.
Ponte tu armadura, Señor Dios, toma tu escudo y prepárate para la batalla. Ven en mi ayuda y rodea mis brazos para protegerme y darme la victoria (Salmos 35:2-3; 84:11).
En cuanto a las personas que se dejan utilizar contra tus planes para mi vida, ayúdame a amarlas, a perdonarlas y a ser compasivo con ellas. Que la luz de Cristo brille en sus corazones y los transforme en vasijas de honor, santos para el servicio del Maestro.
Te ruego que el fruto del Espíritu sea evidente en mi vida y traiga gloria y honor a tu nombre. Amén.
Promesa
¡Sonríele a la vida, Israel! ¿Quién como tú, pueblo rescatado por el Señor? Él es tu escudo y tu ayuda; él es tu espada victoriosa. Tus enemigos se doblegarán ante ti; sus espaldas te servirán de tapete. (Deuteronomio 33:29, NVI).